El calzado deportivo sirve para proteger el pie de roces y abrasiones, ejercer un efecto amortiguador entre éste y el suelo, reducir el esfuerzo de los músculos y de los tendones y tener un buen agarre a las diferentes superficies del suelo en función del deporte.
No se trata sólo de un mejor desempeño, sino de garantizar una pisada más segura.